Estuvimos haciendo unas jornadas en la carcel de Oruro, el penal de San Pedro y realmente es un PENAL, un lugar donde se cultiva la pena, nada mas entrar despues de haber pasado diversos controles, cada uno con su sello correspondiente en el brazo, la pena se respiraba por todos los rincones. El Penal es mixto, o sea que las penas son tanbien mixtas, sin mixturar, las mujeres a un lado de una tapia con una puerta, los hombres al otro lado de la tapia intentaban ahogar sus penas jugando al billar, las mujeres intentaban ahogar las suyas cuidando de sus hijos, rebosantes de PENA. Ver a esos niños compartiendo PENAL con sus madres, daba pena, compartiendo celda con dos presas mas y sus hijos, daba mas pena aun y ver en los dos metros cuadrados vivian tres almas en PENA CON SUS HIJOS. En la calle no tienen a nadie que se los cuide y un niño en esas condiciones en una ciudad de Bolivia seria muy probable que estuviera mucho peor que en ese criadero de penas. Fue una jornada agotadora, fisica y moralmente, donde al acabar, lo unico que te queda claro en una mente desenfrenada por la esperiencia, es que las carceles no son humanas, que por dignidad tendriamos que encontrar soluciones a tal vejacion.
Al final como muchas otras veces, al encontrarme en soledad, en mi cuarto o paseando, una cascada de emociones rebienta en un profundo llanto...pero esta vez no es de alegria al ver la felicidad de esos niños inocentes llenos de vida, jugando con los pinceles por primera vez en su vida...esta vez lloraba de PENA.
